martes, 26 de abril de 2011

Capitulo 14

Catalina abrió la puerta y vio a su amado, se encontraba atado a una silla, la habitación era totalmente blanca, ella corrió hacia a él para abrazarlo, algunas lagrimas resbalaron de sus ojos claros lo que hizo que viera borrosa la imagen. Grisel levanto la mirada y cuando la vio sonrió pícaramente como tanto le encantaba a ella, pero esta vez su sonrisa era diferente, daba miedo pero a ella no le importo, solo quería tocarlo para decirle que todo estaba bien. ¿La habitación era tan grande? Por más que corriera no podía alcanzarlo. De pronto Grisel extendió sus brazos que atravesaron sin ningún esfuerzo las cuerdas que lo sujetaban y los dirigió hacia ella.
- Te estaba esperando amor.- Levanto su rostro y Catalina vio como los ojos del hombre que amaba tornaban oscuros, quiso detenerse pero algo se lo impedía, el cuerpo del hombre que tenia al frente se levanto y su figura cambio por completo, era una imagen que ella conocía muy bien.
- ¿Ald?- Alejandro se levanto y abrió aun mas los brazos esperando el abrazo de ella y Catalina comenzó a llorar por el miedo que le tenía al hombre.- ¡Aléjate!- Le grito muchas veces pero antes de darse cuenta sus cuerpos estaban a punto de tocarse y sintió que algo le atravesaba el estomago, bajo la mirada y se encontró con la navaja de Grisel enterrada en su abdomen.
- Mi hijo.- Lagrimas gruesas se resbalaron por su mejilla.- ¡MI HIJO!- Todo a su alrededor se torno oscuro y lo único que sintió fue un liquido caliente saliendo de su herida profunda resbalándose por sus piernas.
Catalina de la pesadilla tan real que tuvo se levanto de golpe y sus manos pasaron por su barriga revisando que todo estuviese bien, se sentó y volvió a llorar en silencio. Acaricio su abdomen hinchado protegiéndolo inconscientemente de la nada.
- Todo va a estar bien.- Susurro Catalina.- No dejare que nada te suceda.- Siguió con el mismo movimiento hasta volver a caer dormida sobre las mantas.
Los rayos del sol de la mañana calentaron el cuerpo de Catalina haciéndola despertar, miro a su alrededor y recordó donde estaba, había sido una horrible pesadilla la de anoche. Los alrededores de la casa parecían tranquilos, algunos pájaros cantaban y a lo lejos se escuchaban los aldeanos comerciando desde temprano. Ella se acerco a un pequeño espejo que tenía en la habitación y observo como tenia de desorganizado el cabello, era un total desastre, trato de hacer algo pasándose los dedos como un cepillo pero no logro ningún resultado, decidió recogérselo en una cola de caballo. Volteo su mirada hacia la cama y empezó a recoger todas sus cosas para organizar un poco el lugar, luego se cambio de ropa por un vestido muy suelto y cómodo de color verde, era bonito pero no era mas cómodo que los jeans que estaba utilizando hace poco.
- Pero una reina tiene que comportarse de este modo. Siempre estar presentable.- Susurro Catalina para ella misma. Miro el reflejo de su rostro en el espejo y sonrió, que asco, se pregunto hace cuanto que no se lavaba los dientes y prefirió no pensarlo. Recordó sus viejos tiempos en la Tierra donde todo era más fácil por lo avanzados que ya eran los humanos allí, en ese lugar parecía como si apenas se estuviera atravesando por la edad media. Recordó a sus amigas que las habían apoyado incondicionalmente y las extraño más que nunca, se había comportado como una tonta, deseo volver atrás, justo antes de haberse enamorado de Alejandro, cuando todo era perfecto con Grisel. Cuanto los extrañaba a todos, sin ninguna acepción, extrañaba lo gótico de Elena, su música a todo volumen y como se vestía, siempre con esa actitud rara. A la memoria le vino una imagen a su cabeza de una niña pelirroja con pecas: Laura. Catalina casi derrama unas lágrimas al acordarse de su mejor amiga, ella siempre estuvo allí a su lado incondicionalmente. Las extrañaba demasiado.
Alguien de pronto toco a la puerta.
- Señorita Catalina, debemos apresurarnos.- Era uno de los soldados y yo firmemente recogí mis cosas y salí  de la habitación, mire al soldado a la cara y como siempre su expresión fue seria.- Hicimos cálculos y si avanzamos por una ruta segura que encontramos podremos llegar al lugar en una semana.- Ella sonrió de la alegría, cada vez más cerca de su amado.
Los soldados y Catalina retomaron su camino de inmediato, subieron a sus caballos y los hicieron ir rápido como la ultima vez, corrieron por un largo rato hasta que apareció un paisaje divino, era un valle lleno de flores de todos los colores posibles, el pasto era de un verde brillante y al fondo se veía un increíble cielo azul sin ninguna nube. Catalina se quedo viendo el paisaje mientras seguía moviéndose y le pareció hermoso. Pasaron durante el día muchos paisajes de este tipo hasta que llegaron a un tipo de senda que tenia por sus dos lados unos árboles enormes que hacían ver todo oscuro, la noche había caído otra vez sobre este mundo.
Grisel abrió los ojos adolorido, se encontraba de nuevo solo en la habitación sentía como si toda su mano estuviera hinchada y latiendo al ritmo de su corazón, dejo escapar una lagrima. Con su mano sana paso las yemas de los dedos sobre el lugar donde debería tener uñas y se preocupo por si contagiaba alguna infección, debía de inventarse algo para salir de allí rápido, pero antes debía de entender que era lo que en verdad estaba pasando, les había dicho lo que le habían preguntado, pero esta nueva pregunta era incoherente, le decían que hablara pero no le decían sobre qué cosa, se sentía muy confundido y preocupado, se imagino todo lo que Catalina estaba pasando por él y se arrepintió por no haber sido más cuidadoso. Escucho un ruido y creyó que había sido su imaginación pero lo volvió a escuchar y supo que alguien estaba entrando. Valery encendió las luces blancas y sonrió.
- Es bueno volver a verte Grisel, ¿Cómo lo has pasado? Tienes que aceptar que este es uno de los mejores hoteles en todo el reino.- Ella se rio por su comentario sarcástico y espero que el dijera algo en contra de manera también sarcástica pero en cambio el agacho su mirada y se quedo en silencio. Estaba cansado, no podía más. Esta acción enfureció un poco a ella porque su único trabajo era torturar a Grisel.- Lastima que tu novia no pueda estar hoy con nosotros, pobre Gril, pobre Gril.- Grisel se sorprendió por el apodo y ella se rio. Hacía mucho tiempo que alguien lo llamaba de esa manera.
La luz que la habitación no era verde si no que azul. Yo me quede mirándola mientras que ella solo observaba la habitación.
- ¿Puedo preguntarte algo?- Dijo con voz ronca. Yo le sonríe con cariño y le aparte un cabello de su rostro.
- Para eso estas aquí. ¿No?- Ella asintió con la cabeza. Quiso reír un poco de lo que había dicho pero se dio  cuenta que apenas podía pronunciar unas palabras.
- ¿Cómo puedo llamarte?- Su pregunta me tomo por sorpresa y no pude evitar poner los ojos como platos. Estaba esperando escuchar preguntas totalmente diferentes a estas.
- Eh... Si quieres puedes llamarme Gril cuando estemos los dos pero si estamos con alguien más simplemente llámame jefe.
Grisel sonrió con cariño al recordar los buenos tiempos, cuando apenas había conocido a Catalina y como poco a poco ella lo había enamorado.
- Por favor déjame ir.- Dijo Grisel con la poca fuerza que tenia, ella se sorprendió al ver lo cansado que estaba y se preocupo un poco.- Déjame…
- Grisel.- Pronuncio ella sin agregar nada más y salió de la habitación en silencio dejando a él lamentándose. Miro hacia el final del pasillo y una lágrima se resbalo por su mejilla, recordó como tiempo atrás había amado a un hombre pero él le había correspondido con golpes, las últimas palabras que ella pronuncio antes de que el desaparecieran fueron: ¿No ha sido suficiente? Déjame. Sabía que él no podía  aguantar mucho mas todo ese dolor, era sencillo de notarlo.
De un momento a otro apareció un guardia corriendo hacia ella, llevaba el uniforme respectivo del cuartel, una especie de mascara que le cubría todo el rostro y un traje amarillo que era horrible. El hombre se detuvo al frente de ella y después de haber tomado un segundo aire se erguió y la miro a los ojos.
- Nuestro señor desea verte de inmediato. Dice que uses tu mejor atuendo, que esta noche cenaran juntos.- El soldado se marcho de la misma manera en que había llegado y ella se pregunto si en realidad alimentaban a su prisionero, de un momento a otro como los cambios de humor de una mujer sintió lastima por el sufrimiento que Grisel estaba pasando. Estuvo un momento más al lado de la puerta y después camino hacia la oficina de su jefe.

3 comentarios:

  1. :( suerte que solo fue un sueño, ese maldito Ald aun recuerdo como me gustaba : s no no y no! ese maldito, solo espero que Cata llegue pronto y salve a Gril, me da ganas de llorar solo leerlo asi, dios pobre :(
    Cuidate!

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  2. :3 Gracias, aun no dejo de agredecerte la historia, la anunciare en mis blogs :) para que la visiten!!!

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