domingo, 24 de abril de 2011

Capitulo 13

- Reina, encontramos una pista.- Habían pasado semanas desde que Grisel se encontraba en las manos de Ald y aun no se había encontrado un lugar donde localizarlo. Catalina volvió la mirada hacia el soldado que había hablado, ¿Sería esta vez cierto? Muchos del reino habían llevado ante ella hombres diciendo que eran Grisel solo para ganar una recompensa. ¿Sería esta vez cierto?
- Habla soldado.- Dijo Catalina con una voz autoritaria.
- Encontramos altos usos de energía en una zona en las afueras del reino, investigamos un poco y de allí salen extrañas radiaciones.
- ¿Radiaciones?- Que extraño, Catalina se pregunto de que se trataba, pero no podía preguntar demasiado en ese lugar, había intentado enseñar muchas cosas a las personas del reino pero el simple termino de un iPod o un robot no lo entendían de ninguna manera.
- Esperamos ordenes majestad.- Catalina acaricio su barriga que había crecido bastante.
- Necesitamos las mejores opciones.- La reina abandono el salón real y se dirigió a su habitación, no podía continuar allí sin hacer nada. Noto que el soldado la había seguido hasta allí.- Prepara a cuatro de tus mejores hombres, los más inteligentes, fuertes y astutos. Los necesito en una hora en el jardín del palacio.
- Si señora.- El soldado de apresuro a cumplir la orden de Catalina y ella sacó de debajo de su cama una maleta que había traído de la Tierra. Guardo allí elementos necesarios para un viaje largo, algo de primeros auxilios, unas mantas, un poco de ropa de cambio y elementos necesarios de batalla.
Se quito el vestido que llevaba y desdoblo de un lugar de su armario ropa normal que usaba cuando apenas era una niña y no aceptaba lo que era. Se sintió rara usando de nuevo jeans y camiseta, era como un extraño sueño del pasado. Se dejo el cabello suelto y desorganizado como antes, en sus ojos vio algo parecido a una luz de aventura, se sentía bien ser como antes, muy bien. Observo lentamente su cuerpo, no había cambiado mucho desde entonces, aun parecía una chiquilla excepto por la panza que le salía.
Se asomo a la ventana y vio a los cuatro hombres que la iban a guiar hacia Grisel, eran perfectos para el trabajo. Catalina se puso sus converse y camino con rudeza hacia la entrada del palacio. El general del ejército la vio y se sorprendió por las extrañas ropas que usaba.
- eemm… Estamos listos- Dijo el general tratando de no observar su atuendo durante mucho tiempo.
- General, si no tiene noticias nuestras en 15 días considere que estamos en peligro.
- Si, su majestad.- Las personas de servicio que se quedaban en el palacio hicieron una reverencia a la reina viéndola quizás por última vez.
Catalina se acomodo sobre un caballo blanco mientras los demás soldados que la acompañaban iban sobre caballos totalmente negros, se veía realmente hermoso.
- Vamos.- Catalina estaba decidida, iba a encontrar a su prometido y luego iba a asesinar al hombre que había jugado con ella toda su vida. Quizás ni siquiera lo asesinaría, Ald no merecía la muerte.
Los caballos corrieron a más no poder por las calles del reino, por donde pasaban las personas señalaban a la reina y se preguntaban si en verdad era ella. El cabello de Catalina se movía desordenadamente por el viento, se sentía bien cuando mechones de cabello le pegaban en la cara. No abandonaron el reino sino hasta el anochecer.

Una luz repentina lleno toda la estancia, era tan fuerte que Grisel despertó incomodo y un poco asustado. Miro a su alrededor, nada había cambiado, el seguía en el mismo lugar, atado a una estúpida silla.
- ¿Vas a hablar?- Pregunto Valery que ahora usaba una sudadera negra, Grisel alcanzo a ver la marca, era Adidas.
- Genial, el hombre al que amas te da todo lo que quieres menos su cariño, que cómico. No me parece que sea muy justo pero igual no es mi problema.- Grisel sonrió pícaramente y Valery se enfado con él.
- ¿Cómo te atreves a hablarme de ese modo? No se te olvide que yo poseo tu vida en mis manos
- Ussshhh, pero será de lejos, porque hasta el momento me has mostrado todas tus debilidades.- Grisel rio fuertemente. Valery no lo entendió.
- ¿Mucha risa? Voy a darte algo que si te hará reír.- Valery acerco una mesa hacia Grisel donde se encontraba un extraño instrumento de tortura. Ella rio y Grisel se preocupo, habían gotas de sangre secas en el extraño aparato.- Vamos a ver si puedes resistir a esto señor payaso.
Con una fuerza extraordinaria agarro una de las manos de Grisel y en un movimiento rápido la amarro al instrumento, antes de que pudiera reaccionar de alguna forma el ya tenía todo el brazo atrapado por el macabro instrumento.
- ¿Qué me haces bruja?- Grito desesperado por librarse de lo que tenia al frente.
- Es algo muy simple Grisel, solo bajo esta palanca y tú te quedas sin uñas, ¿Qué te parece? Yo misma lo conseguí.
- ¿Qué?- Susurro Grisel, estaba asustado, no lo podía negar, quería alejarse de todo aquello en ese instante.- ¡NO! Déjame, por favor, déjame.
- ¿Hablaras?- Grisel se quedo callado pensando solo en como librarse del instrumento.- ¿No? Qué pena, pero así no funcionan las cosas. Valery rodeo de una manera sexy la mesa, luego de un momento a otro se volteo a mirar a Grisel, le pico un ojo y jalo la palanca.
Por todo el cuartel se escucharon gritos escandalizados de un hombre, los gritos llegaron hasta Ald que se encontraba sentado en su escritorio. Le dio un mordisco a su manzana y sonrió.
- Jaque Mate.

- Catalina, tenemos que descansar, estamos a punto de salir del reino pero ya oscureció, en el bosque hay lobos y animales peligrosos, mejor aguardar hasta el amanecer aquí.- Catalina lo pensó por un instante y por más que quisiera seguir adelante el soldado tenía razón.
- Ok, pediremos posada a alguna familia que viva por aquí.
Caminaron por las calles cercanas de la zona, todas eran iguales que las otras, construidas de dos pisos, con vestimentas secándose en las ramas de algunos árboles. Los soldados hablaron con unas familias hasta que decidieron donde se quedaría esa noche a dormir la reina, revisaron que no hubiera ningún peligro en esa casa y luego llamaron a Catalina para que entrara al lugar.
Catalina se encontró con la dueña de la casa, era madre de dos hijos que ya eran demasiado grandes para vivir allí así que vivía sola porque su esposo se había perdido en la guerra, ella tenía el cabello rubio pero descuidado y su cara ya estaba llena de arrugas.
- Bienvenida a mi sencillo hogar reina.- La señora se inclino ante Catalina y cuando se levanto de nuevo la reina vio como estaba vestida, tenía un hermoso vestido blanco, en verdad que se le veía muy bien.
- Muchas gracias por todo esto, solo estaremos aquí una noche, nada más, que pena por la molestia.
- No es ninguna molestia, es un honor tenerla aquí como huésped. – Catalina sonrió con las mejillas sonrosadas.
- Muchas gracias señora.
- Ahora te mostrare donde puedes dormir, sígueme por favor.- Guio a Catalina por unas escaleras muy estrechas e inclinadas y la llevo al segundo piso, el espacio no era muy grande, solo había un corredor el cual tenía cuatro puertas, una que sería por esa noche el cuarto de Catalina, otra que sería el cuarto de los soldados, otra que era el baño y la ultima que era la habitación de la dueña de la casa. Cuando dejo a Catalina en su cuarto correspondiente la reina le explico que tal vez ellos no se iban a ver mañana en la mañana porque el camino que tenían que recorrer era muy largo y tenían que llegar rápido a un lugar así que dejo a la señora segura de que no la iban a molestar demasiado.
Catalina se sentó en la pequeña cama que había en su habitación, las cobijas de lana eran rasposas y picudas, agradeció que hubiera traído unas mantas. Observo el lugar y en él no había mucho, una mesa con un cajón que serbia de armario y la cama, había una pequeña abertura que serbia como ventana, ella se sintió ahogada, pensó en el sufrimiento de Grisel y se dijo que esto no era nada a comparación del dolor que estaba sintiendo su amado. Cerró los ojos y trajo a su memoria las caricias que le había hecho en las noches. Cuando con sus dos manos sostenía el cuello de Catalina mientras la besaba apasionadamente, como sus dos cuerpos se habían unido como uno solo, por un momento llego a sentir de nuevo el calor del cuerpo que su amado siempre le ofrecía, lo necesitaba otra vez, sus caricias eran una adicción.
Recordando los momentos que habían pasado juntos de un momento a otro se quedo profundamente dormida sobre sus mantas.

1 comentario:

  1. Wow!!!! wiii no puedo estar mas feliz! Flo! al fin!!! no sabes cuanto la extrañaba! es mi primera historia que leo : P jejje pobre Gril!!!!! oye y las amigas de Cata? amm se me olvidaron sus nombres xD :( Gril dios pobre debe sufrir mucho!!! publica pronto :) sabes lo feliz que me haz hecho, nada mas prendo el computador y llega esto wow!!! :D

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