martes, 7 de septiembre de 2010

El jardin de las flores secas. Tercera entrega.

Capitulo 3

Llegamos al apartamento que había alquilado en esa ciudad pero no nos quedamos por mucho tiempo, primero Stephan envió su Ferrari al mundo de ángeles y luego nos transportamos los dos. Lo primero que vi ante mis ojos fue mi cama. Me encontraba completamente solo en mi habitación de la base. Esta habitación era una de las que más me gustaba porque no tenía esas luces de colores, era una habitación completamente normal. Paredes lisas color crema, un estante con mis CD y todas mis cosas desorganizadas y botadas sobre el suelo.

- Otra vez a la normalidad.- Susurre para mí solo. Tome un baño con agua caliente y luego escuche por horas la música que me gustaba mientras que organizaba un poco el lugar aunque sabía que no hiba a durar mucho organizado por ser yo el que vivía allí.

Al otro día me desperté cayendo de la cama. Me levante muy adolorido porque había caído sobre mis CD de electrónica que ahora se veían los pedazos de ellos por todo el suelo. Un poco desorientado camine hacia el baño (hice mis necesidades primero) y me moje la cara que estaba terrible por haber dormido tan mal. Me coloque una camiseta blanca y Salí del cuarto hacia el área 10 donde se guardaban cosas importantes como armas, documentos y ubicaciones de grupos de espectros. Entre a mi lugar de trabajo y me encontré con Sebastián, el antiguo ángel que aunque nunca había salido de la base había aprendido muchas cosas y por esta razón los ángeles mas jóvenes lo visitaban a preguntarle sobre diversos temas.

Cuando él me escucho entrar se giro a mirarme, juro que nunca olvidare su cara de sorpresa, era como si hubiera visto a un muerto viviente. El se levanto de su asiento tan rápido como pudo y me abrazo fuertemente haciendo tronar todos mis huesos.

- Es increíble que sigas vivo, no sabes por lo que nos hiciste pasar a todos los que te queremos.- Dijo él con sus manos en mis hombros y una sonrisa en su vieja cara.- Además, tú sabes que le prometí a tu padre que te protegería de todo.

- Claro, mi padre fantasma. Yo creo que tú eres mi padre real, ese hombre nunca estuvo en mi vida.

- Puede que no, pero siempre te quiso más que a cualquier cosa.- Yo suspire y me senté en mi escritorio (que estaba al lado del escritorio de Sebastián) y comencé a organizar documentos.

- Entonces, ¿Qué estabas haciendo antes de que yo llegara a molestarte?- Pregunte riéndome y él me respondió la risa y se sentó en su escritorio.

- Estaba revisando de nuevo la carta de Ald. La que encontramos cuando asesinaron a los padres humanos de la reina.- Fruncí el entre cejo y me pregunte porque esa estúpida carta era tan importante. Sebastián se dio cuenta de mi expresión y volteo a verme.- ¿Nunca leíste la carta?

- Nunca me dieron la oportunidad. Creo que era como si no me lo hubieran permitido.- Guarde los papeles de coordenadas que tenia encima de mi escritorio y me serví un poco de agua que estaba casi al lado.

- Deberías leerla, en realidad es muy interesante las cosas que escribe este enemigo en ella. Muy interesante. Y cuando quieras, puedes venir aquí y leerla, tú tienes las llaves de los cajones de estos archivos. Después de todo tu tienes todo el derecho de hacer lo que te plazca.

Lo pensé toda la tarde pero no me atreví a echarle un vistazo a ese pedazo de papel, quizá era mejor no saber nada de eso.

Al final de la tarde cuando termine mi trabajo (que era ordenar papeles, literalmente) decidí caminar afuera de la base. Cogí un saco de capucha oscuro y salí por la puerta principal, la hermosa luna me recibió con su luz. Camine hasta que encontré la capital (que no quedaba muy lejos) y anduve por las calles más solitarias, en realidad me encantaría describirles el odioso mundo en donde vivo. Es un muy pequeño mundo en el cual solo utilizamos la parte norte, aquí no tenemos grandes océanos pero si hermosos claros con ríos de los que siempre ponen en las escenas románticas de televisión (lo sé por las novelas que había tenido que ver en el hospital). Este mundo consistía en una base (donde yo trabajaba), una ciudad capital que era muy atrasada hablando de tecnología, muchos pueblitos donde los ángeles vivían y por ultimo un hermosos y grande castillo que se podía divisar sobre todas las cosas. Allá en el castillo vivían ángeles sumamente importantes como: ángeles de alto nivel social (con mucho dinero) y de grandes cargos como los reyes. En conclusión imaginen un mundo medieval pero con monstros que usan ropa del siglo XXI.

Camine por unos minutos hasta que llegue a las afueras del castillo donde entre a una tienda de baratijas la cual era de un hombre que había conocido hace mucho tiempo, fue el primer viaje que hicimos a la Tierra donde nos encontramos con él en un callejón, Sebastián decidió traerlo a este lugar y en realidad desde el primer momento que llego a este mundo se enamoro del lugar. Los líderes le permitieron quedarse con la única condición de no mezclarse con ningún ángel, lo que quiere decir que él nunca podrá tener hijos. Este hombre está dañado de la cabeza, ha vivido aquí 20 años, tiene los ojos saltones cada uno de diferente color. Es de estatura baja y es muy delgado.

Cuando entre a la tienda desordenada me encontré con Claide (el hombre loco) creando una vasija de vidrio.

- Hola Claide.- Dije yo tratando de no pisar ninguna de las cosas tiradas en el suelo.

- ¡Jefe Grisel!

2 comentarios:

  1. :) estuvo bn ya quiero k Gril se encuentre con Cathalina por faaa!

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  2. si yo tambien quiero reencuentro!!! lol siguela porfa

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